Las curaciones nocturnas en el Traberhof

Ahora Gröning comienza a tratar desde el balcón algunos casos graves y lamentables de parálisis.

Monika Baumgärtner de Bad Aibling está esperando en el Traberhof desde hace días. Ella sufrió una caída en el Monte Watzman hace tres años lesionándose la columna vertebral que conllevó a una parálisis total de toda la parte inferior del cuerpo. En este momento está luchando con duros esfuerzos y una increíble sudoración por primera vez en años por pararse, aunque sea por unos pocos minutos. Y ahora Gröning exhorta a otros enfermos con miembros paralizados o tiesos de moverlos y de doblarlos. Solo con dificultad puedo avanzar hacia el pobre lisiado, Sr. Georg Aigner de Rosenheim-Thallerbräu, quien me muestra radiante como mueve y dobla con un ruidoso crujido sus articulaciones secas, y con orgullo pone su talón izquierdo encima de la rodilla derecha y viceversa. Es el segundo caso para los escépticos del cual todos los presentes pudimos convencernos. Un panadero de Bad Aibling sufrió un choque nervioso hace muchos años del cual quedan unos pocos síntomas, los cuales, Gröning promete quitárselos dentro de unas semanas.

Ahora Gröning se dirige nuevamente al pueblo asombrado: "Si entre sus familiares y conocidos en casa se ha producido alguna mejoría, háganmelo saber lo más pronto posible con la fecha de hoy, para saber cuantas sanaciones se efectuaron. Yo les deseo una muy buena noche y la sanación completa, en el nombre de Dios."

Con estas palabras, el gran hombre se retira con todo su equipo hacia adentro para seguir mostrando, sin pausa alguna desde la mañana temprano, su poder curativo en unos casos que la prensa y los médicos le presentan.

Mientras hasta ahora yo había permanecido exclusivamente con los enfermos para tener el contacto con ellos, ahora acepto la invitación de la familia Hawarti para estar presente en el trato de los casos más graves. Pasando una larga fila de enfermos esperando en la antesala, entro en las habitaciones privadas. Ya en la entrada no puedo, a pesar de mi intento de mantener mi objetividad, defenderme de una cierta energía. Y ya se acerca hacia mí el Sr. Gröning y me aprieta firmemente la mano. Por unos momentos tengo la sensación de que su mirada fuerte pero muy amable me atraviesa. Sus primeras palabras me muestran la gran decepción que ya ha tenido con la prensa.

Mientras han tenido lugar varias sanaciones de polio con obvio éxito alrededor de medianoche, se prepara un círculo en el jardín invernadero de ambiente exótico. Debajo de los rayos de cuatro focos se reúnen 24 personas, entre ellas el médico de dos pacientes, Dr. Meyer del hospital de lisiados de guerra de Bad Tölz; otra médico, un estudiante de medicina, y el personal que acompaña a los que no pueden caminar solos. Sin cesar la lluvia teclea el techo de vidrio y los tres operadores de cámaras comienzan a enfocar a los pacientes. Se hacen tomas de cada caso, antes, durante, y después del tratamiento para un documental que servirá para la información del público en general. Como siempre, Gröning se prepara para el tratamiento en la habitación contigua. Aparece su asistente, el Sr. Schmidt, y pide también aquí a los presentes de prepararse exterior e interiormente para los intentos de sanación. Y entonces, obviamente como medio de Gröning, declara de manera asombrosa que entre los presentes se encuentra un señor al quien se le pide cambiar su actitud escéptica innecesaria para no interrumpir la conexión mental con los enfermos, o salirse del salón. Pero nadie sale.

Aparece en el marco de la puerta Gröning y pide a los presentes de concentrarse en lo que ocurre en el cuerpo de cada uno. Gröning entra en el círculo y se dedica intensamente a la Sra. Baumgärtner de Bad Aibling quien le es presentada nuevamente en forma personal. Reina una calma expectante. Las cámaras comienzan a susurrar alternativamente. De repente Gröning se vuelve y pregunta a dicha paciente: "¿Y qué siente ahora?" Generalmente la respuesta es: un hormigueo en los pies, una sensación de tirantez en las pantorrillas, un dolor punzante en los riñones o la vejiga, un fuerte alboroto en los intestinos, una presión en el estómago, o el paciente muestra delante de todo el mundo un fuerte temblor en todo el cuerpo. Así o parecido son los efectos del tratamiento en cada uno de los pacientes. Ahora el maestro apunta, fijándose con una precisión de centímetro en el lugar afectado que ha causado la parálisis. Y de repente la paciente grita: "¡Me está atravesando!" Dándole la espalda a la paciente e imperceptible para ella, el Sr. Gröning muestra de forma asombrosa con sus dedos a los médicos como se puede cortar y en seguida coser un nervio sin intervención quirúrgica, mientras la paciente cree sentir los dolores de tal operación. A continuación del tratamiento la paciente se siente "liviana", apenas siente su cuerpo, muestra un incremento de sentimientos eufóricos, levanta su brazo izquierdo tambaleante, se apoya sobre los respaldos y hace su segundo intento de ponerse de pie. "Dentro de poco caminará", así es el diagnóstico de Gröning.

El tratamiento de casos graves

Una niña, Evelyn Geschwind, de Munich, quedó casi ciega hace ocho años, con daños graves de la córnea tras cinco operaciones, ahora ya ve sin lentes después de varios tratamientos en este mismo día y más de lo que jamás ha visto antes, por ejemplo ve ahora el tren que pasa a 500 metros de distancia. El velo delante del ojo izquierdo que ella menciona, Gröning se lo quita instruyéndola pasar rápidamente su mano izquierda sobre el ojo, por lo cual queda liberada y ve cada detalle del salón.

Ahora Gröning pide a tres señores que venían acompañando a algunos pacientes a salir al balcón, ya que ellos los distraen. En seguida distribuye bolitas hechas con papel de cigarrillo, que ha hecho con sus propias manos y que obviamente son un depósito de fuerza magnética. Son tan demandados que en Munich ya se venden en el mercado negro, por supuesto falsificados. Estas "bolas de fuerza" supuestamente establecen sobre distancias largas el contacto entre Gröning y el paciente y facilitan la concentración del paciente.

Mientras tanto en el Este amanece y el maestro aún no muestra señales de cansancio. Esta resistencia física obviamente la transfiere a sus visitantes, pues nadie entre ellos quiere irse de este "lugar de milagros". La palabra "sueño" para Gröning es una palabra foránea. Un movimiento rápido de su mano de su frente sobre su cráneo pronunciado hacia la región occipital le quita el más mínimo rastro de cansancio. Pero sin cesar tiene un cigarrillo encendido en su mano y su alimentación consiste de porciones pequeñas.

El muy demandado es llamado al lado de un caso gravísimo en el patio, allí donde desde hace días el Sr. Fischhaber de 35 años de Bad Tölz le espera como su última esperanza. Tras unos accidentes de trineo y de moto, el Sr. Fischhaber sufrió parálisis parciales en partes del cuerpo que desde 1949 han empeorado continuamente. Tres dictámenes de famosos catedráticos de medicina de Munich vacilan entre intoxicación con gasolina, lesión de la columna, tumores de los nervios principales y la teoría más reciente por parte del médico quien lo trajo hoy, una herida del diencéfalo. Hace 2 meses, el Sr. Fischhaber ya visitó a Gröning en Herford donde aquel le prometió la sanación. Allí la enfermedad renal, producto del tratamiento con medicamentos de varios años, desapareció inmediatamente, sin embargo en el caso de los otros síntomas no se produjo ningún efecto. La preparación para esta consulta mañanera, ya la hizo Gröning la noche anterior, dándole a él un tratamiento a larga distancia que produjo en Fischhaber un fuerte hormigueo en la mano izquierda y en la pantorrilla izquierda, así como sensaciones de agujas en la región plantar.

La razón para la ausencia de una sanación obvia o una mejoría, el Sr. Gröning la da haciendo una declaración sensacional y clarividente, diciendo literalmente: "Tenga cuidado de una pareja amiga no bienintencionada. La mujer tiene pelo negro, el hombre tiene pelo rubio con raya, es de un metro 70 de estatura. Aquel hombre, si Ud. lo quiere saber, entrará en su casa dos días después de su regreso a casa, a las seis de la tarde. Ud. lo reconocerá por que se limpiará su nariz con un pañuelo blanco. Ese hombre hasta hoy sabotea que Ud. reciba la sanación a través de mí, ya que ha hecho declaraciones desfavorables sobre el tema. Esta persona esta entre Ud. y yo, e impide el contacto necesario. Evite ese hombre y dentro de poco se sanará."

Las últimas palabras que me dijo el benefactor antes de que yo emprendiera mi regreso a casa y que marcan el camino de su futuro trabajo son: "Dentro de pocos minutos quiero comunicar a mis pacientes las palabras siguientes: ¡SEAN BIENVENIDOS! ¡UDS. ESTUVIERON ENFERMOS! ¡HASTA LA VISTA!"

A. Stecher

Nota de la redacción

Hasta aquí el informe del corresponsal el cual reproducimos sin comentario. Nuestros lectores podrán formar su propio juicio sobre el poder sanador de Gröning basados en los hechos aquí descritos, así como también, sí acaso un reconocimiento oficial por parte del ministerio estatal como médico naturópata sería en el interés de los muchos enfermos y lisiados, y por tanto necesario.

Ya que Gröning se propone permanecer más tiempo en el Traberhof en Rosenheim publicaremos más ediciones especiales en su debido tiempo.

Es imposible para nosotros de reenviar cartas y otras comunicaciones. Por supuesto, cualquier interesado podrá dirigir cartas (sin foto) o notas a su dirección: Sr. Bruno Gröning, Rosenheim-Land, Traberhof. Otras direcciones que se pueden encontrar en el mercado negro son falsas. El Sr. Gröning pide que no se le visite hasta su reconocimiento oficial.

Dokumentarfilm

El documental:
“El fenómeno de
Bruno Gröning”

las fechas de proyección en los cines de distintas ciudades en el mundo entero

Grete Häusler-Verlag

La editorial Grete Häusler: una gran selección de libros, revistas, Cd's, DVD's y calendarios

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Los científicos toman la palabra: Aspectos interesantes acerca de la enseñanza de Bruno Gröning